Arrancamos de Fiscal, con el cuerpo algo cansado de las jornadas anteriores, y para hoy, después de valorar muchas opciones, nos proponemos una barranco desconocido para mí, lo cual es un gran placer, ya que en esta escapada me apuntaré tres nuevos descensos. La apuesta es el barranco de Plañera en Bielsa, una sugerencia de un amigo de Instagram @sergilopezprieto. Es una opción relajada, corta y muy fresca, ideal para días de calor.
¿Azores? No, Bielsa Pirineos!!!
Aparcamos en el Restaurante Pañart de Bielsa, y de allí mismo salimos por la senda que arranca justo en frente. La senda, que de entrada parece que no haya, sortea un par de accesos a fincas y empieza a subir con ganas. La aproximación no es larga, pero tampoco es un regalo. Corta pero intensa, y no siempre evidente. Se trata de una senda que evita pasar por fincas, no pasar ninguna valla, nosotros nos equivocamos, y al final, pasando la valla-jergón, conectamos con el tramo bueno, en 30' minutos estamos en la Casa Plañera, con unas singulares y bonitas vistas sobre Bielsa. La casa está en ruinas, pero nos llama poderosamente la atención, y le dedicamos un rato a alcahuetear. No habría en esa época muchas casas de tres alturas, se nota que en su momento fue de una casa con "dineros".
De la casa, el acceso al barranco es inmediato, nos vestimos a la sombra. Se trata de un barranco muy verde y vegetal, muy bien decorado, sin molestar en ningún caso, lo malo, que su orientación favorece el musgo, y resbala muchísimo, tanto como para no recomendarlo a gente neófita, a pesar de no tener dificultades, conviene ser habilidoso moviéndose por el río y algun que otro destrepe, ya haremos. Muy bien el equipamiento. El rapel más largo es el primero, 25 metros, nosotros descendimos con dos cuerdas de 30 metros. El descenso nos llevó algo más de 2 horas, yendo muy tranquilos.
Desde el puente en el que nos vestimos, (dejo pendiente para otro día seguir la senda hacia el Ibón del Cao), con un destrepe por la orilla derecha, accedemos a la cabecera del primer rapel, el más largo, y que en contraposición con el resto, no resbala, al pisar sobre musgos largos. Pero en seguida entramos en ambiente, roca roja, un granito en el que se ha depositado el hierro oxidado transportado por el agua (¿...?) algunos toboganes para hacer con prudencia jalonan el descenso. Ninguno glorioso pero entretenidos.
La sucesión de rapeles es continua, apenas se andan 50 metros sin usar la cuerda. Cuando llegamos a la canalización, cambia un poco la estética, se abre un poco más, y se deja entrever la presencia humana, desde aquí hasta el final, pero tampoco desluce sobre manera.
Y tras pasar un arco que sustenta la senda solo dos quedan dos cortos rápeles, yo que nunca había pasado por allí, me quedo tan sorprendido como los turistas que van de paseo y nos ven bajando apenas a tres metros suyos, frente a ellos, es una cosa curiosa. Con un baño en el cinca, ponemos fin a la jornada antes de apretarnos un buen plato y coger camino a casa.
Iniciamos la aproximación frente al Restaurante Pañart
tímido sendero al principio
Nos equivocamos, el camino bueno iba sin cruzar la valla-puerta
Por arriba mejor.
Original y espectacular vista de Bielsa.
Nos entretuvimos un rato.
Casa Plañera, impresionante, tres alturas!!!
Qué cosas...
al cauce inmediatos.
Rincones muy chulos.
¿Tobogán sí o nno?
Curioso muro debajo del arco, e instalación en el muro..🤔
Si pasa gente, los saludas con la mano, ¡qué cerca estás!!
En resumen, bonito barranco, no un "imprescindible", pero sí para conocer, majo, ideal para días calurosos. Vegetal, (tienes la sensación de estar en Azores o Madeira), resbaladizo y que sin tener dificultad, no es para empezar.
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