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miércoles, 1 de mayo de 2024

Explorando por Purujosa. Hacia Cueva Pilares y Barranco de la Atalaya.

Miércoles 1 de mayo de 2024

Explorando por Purujosa. Hacia Cueva Pilares y Barranco de la Atalaya.


De regreso de visitar la Sima de Nigüella decido apurar la tarde de camino a casa. Primero hago una parada a ver el Batán de Calcena, al que hacía muchos años que no bajaba, ahora muy indicado. Antes eramos pocos los que conocíamos este sitio para bañarse en sus frías aguas, hoy baja fuerte...


Batán de Calcena





Hoy bajaba fuerte de caudal

Que bonito es el barranco de Calcena.



Poco después de Purujosa, paro antes de subir el Puerto a Beratón. Hay una pista por la que quiero subir desde hace tiempo para llegar hasta la Cueva Pilares.  Nunca le llegaba el momento y pensé que quizás hoy podía ser el día. Me cambio, me pongo en modo correr y salgo. El arranque es duro, dos primeras lazadas por las que cuesta correr. Luego ya la cosa se humaniza un poco y permite recuperar el trote. Cuando empiezo a cubrir distancia las nubes tienen a bien regalarme un algarazo de agua y granizo, pienso que será pasajero y al abrigo de  una carrasca aguanto dos minutos, pero no para, así que decido renunciar, y al poco para. Vuelvo a mirar para arriba, pero veo nubes amenazantes y sigo para abajo, en el descenso cae hasta algún copo de nieve. 

Al poco del inicio de la pista hay tramos de fuerte pendiente cementados.

Nubes amenazantes...

Llego a un aparcamiento superior. Y sigo. Mejor cielo al Sur que al Norte...

De arriba bajan nubes, al fondo, ya veo mi objetivo.

Zoom  a la Cueva Pilares.


Sigo animado pero nada confiado en la meteo.

La lluvia viene hacia mi...



Graniza y doy la vuelta.

Poco después es agua nieve.

De bajada veo el Barranco de la Atalaya y
 una cueva a la que trataré de acercarme después.

Recorrido de 6,5km abortado por la lluvia y bucle final.

Cuando llego al coche, parece que se arregla la tarde. En un derroche de motivación, después de dos cuevas y una carrera corta pero intensa, hago un último intento por ir a ver lo que de lejos parece una cueva., que resultó ser una oquedad sin más. Después, recorro como puedo, pegado a las paredes, entre vegetación tupida, hacia el final del Barranco de la Atalaya, conocido por ser, en tiempos, un barranco seco equipado para bajar rapelando, pero que hace ya unos años se desequipó para evitar molestar a un águila que nidifica en el mismo barranco.

La excursión de exploración es breve y salgo como puedo a la carretera.

La tarde no es gloriosa, pero ya no llueve. Sin mover el coche iré al barranco de enfrente.



Desde la pista, bajo unos metros por la carretera para coger otra pista en frente.

En un collado, abandono la pista a la derecha hacia las paredes.

Quiero intuir sendar, pero solo son rastros de animales.


Aún tendré que pelear la llegada a la cueva.

A ver qué hay....?





¡Nada! 🤷‍♂️




Ahí he estado, pero veo que me he dejado otra oquedad a la izquierda.

Me dejé la cueva de la izquierda.




No ha sido gran cosa, la tarde, pero ha servido para correr un poco y conocer algo más de esta zona tan salvaje.

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