Entre concierto y concierto del Otoño Musical Soriano, sacamos un rato para subir a nuestro querido Moncayo.
El Moncayo, junto a Monte Perdido son "mis montañas", y por eso, intento subirlas todos los años al menos una vez. Así que este año ya he cumplido con las dos.
No sabría explicar muy bien porque el Moncayo es tan especial para mí. No es una montaña especialmente bonita, subir no es un reto complicado. Pero quizás porque es la montaña de casa, porque es una montaña de contrastes, se puede pasar de un calor sofocante al frío mas congelador (mucho mas que en Pirineos), la puedes subir corriendo en zapatillas, con crampones por algún corredor o bajar esquiando por el Cucharón los años con nieve,... el bosque de debajo de la montaña es algo que también lo hace especial, su hayedo, su bosque de robles, sus setas, sus mil y una sendas, los colores del otoño, ... en fin, que me gusta!
En esta ocasión tuve la compañía de Mariajo y su hermana Elena, aspirantes a aguerridas montañeras. Que no dudaron en vencer los casi 700 metros de desnivel que supone la ruta desde el Santuario a la cumbre.
Esta vez el día no quiso acompañarnos, y aunque a ratos tuvimos buenas vistas, un mas que molesto y frío cierzo nos azotó en la subida y sobre todo en la cumbre. Vamos, que no fue un día de mucho disfrute en montaña, pero la compañía compensó con creces las inclemencias meteorológicas, y pasamos un buen día.
En el llaneo final azotados por el viento...
..y cumbre!!
Vistas al sur, hacia el cercano pueblo soriano de Cueva de Agreda, desde donde también se puede subir por una ruta algo mas larga, con mas desnivel pero muy bonita.
Vistas hacia Pirineos cuando las nubes no molestaban... aunque había mucha calima y no fue un día para disfrutar y hacer fotos... ... con mucha atención se puede observar Monte Perdido y el Collado de Añisclo.
En la cumbre, recordé la noche, que hace ya mas de 6 años, subimos a dormir con Beto, en pleno mes de febrero, hartos de las 2 semanas de niebla que llevabamos en Zaragoza sin ver el sol, se nos calentó el morro y subimos a dormir. Aqui os dejo el reportaje de la actividad...
Al llegar a casa, nos enteramos de la triste noticia del fallecimiento de Jose Antonio Labordeta, Que pena! Todo un Aragonés con sentimiento y juicio. Su recuerdo quedará entre nosotros!
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